17 de septiembre de 2008

2 días

Pues sí, estoy en la biblioteca de la Universidad de Jaén sin posibilidad alguna de conectarme a internet ya que, casualmente, hoy no hay línea debido a problemas técnicos. Mira tú que bien, diversión sin igual.

Decir que a día de hoy, ante la inminente marcha, los nervios salen a relucir. De hecho, ayer fue el primer día en el que comencé a sentirme verdaderamente nervioso. Es curioso, normalmente no me estreso por nada, los que me conocéis ya lo sabéis, pero se ve que esto me está superando. Madre mía, mi barriga no hace nada más que crujir y, en el solemne silencio en el que me veo envuelto, el sonido que provoca es bastante atronador. Así aprenderán esos jiennenses...

Qué contaros, amigos, en relación a nuestra partida a esas tierras lejanas pues que básicamente ya tengo la maleta preparada y pesada (algo importante porque de todos es sabido que la política aeronáutica nos impide llevarnos de viaje todo lo que deseamos). Más cositas, ayer nos juntamos algunos humanos de la clase (cuatro para ser más exactos) para comer en el tan afamado Bar Miguelito y tras recorrer casi todas las tiendas del centro de Córdoba hicimos un descanso obligado para no deshidratarnos en una taberna-bar donde se nos unieron dos compañeros más. Nota mental: no voy a echar nada de menos el intenso calor de mi ciudad. Y por la noche, me reuní con varios amigos de mi barrio para despedirme. Gracias por el regalo, chicos, ha sido un gesto muy bonito.

PD: Esta entrada debería haber sido publicada ayer, día 16, pero por cuestión de tiempo (ese enemigo mío, implacable hasta el final) no pude hacerlo.

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