"Nada puede ir peor después de que me hayan explotado en la cara estos embriones, ¿no?"
Aquí comienza nuestro blog, surgido en un más que probable vano intento de narrar nuestras vivencias en las lejanas tierras londinenses. Estos primeros posts harán las veces de cuenta atrás hasta el día 18 hora zulú, en el que partiremos hacia la profundidad más ignota y tenebrosa de nuestras almas puritanas. Giraremos como peonzas alocadas hasta tal momento, particularmente yo, mientras mi compañero de fatigas porfiará contra esa asignatura de infausto recuerdo cuyo profesor, o ser, de boca chica y peor corazón, se hace llamar A(punto)Barcelona.
"Pero señor, señor, ¿por qué tanta introducción baldía? ¿Que se cuece en este blog de retórica enrevesada y colores chillones?" Te cuento, mi pequeño Johnny. Aquí tendrán cabida todo tipo de paridas, ensoñaciones, escenas costumbristas y demás parafernalia sinsentido pero que al fin y al cabo forman parte de la ciudad de Londres. No faltarán los lamentos ni los insultos entre los autores, así como la crítica feroz a la burocracia y/o gentuza malsana que nos vayamos encontrando en el futuro próximo.
Y ahora, sin más apu-ámbulos, sed bienvenidos a este nuestro viaje alucinante.
Mind the gap.
Aquí comienza nuestro blog, surgido en un más que probable vano intento de narrar nuestras vivencias en las lejanas tierras londinenses. Estos primeros posts harán las veces de cuenta atrás hasta el día 18 hora zulú, en el que partiremos hacia la profundidad más ignota y tenebrosa de nuestras almas puritanas. Giraremos como peonzas alocadas hasta tal momento, particularmente yo, mientras mi compañero de fatigas porfiará contra esa asignatura de infausto recuerdo cuyo profesor, o ser, de boca chica y peor corazón, se hace llamar A(punto)Barcelona.
"Pero señor, señor, ¿por qué tanta introducción baldía? ¿Que se cuece en este blog de retórica enrevesada y colores chillones?" Te cuento, mi pequeño Johnny. Aquí tendrán cabida todo tipo de paridas, ensoñaciones, escenas costumbristas y demás parafernalia sinsentido pero que al fin y al cabo forman parte de la ciudad de Londres. No faltarán los lamentos ni los insultos entre los autores, así como la crítica feroz a la burocracia y/o gentuza malsana que nos vayamos encontrando en el futuro próximo.
Y ahora, sin más apu-ámbulos, sed bienvenidos a este nuestro viaje alucinante.
Mind the gap.
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